Bitácora 3/04/2016, Domingo, día 34, Natal
Desde la madrugada ha estado lloviendo y cuando despertamos el cielo aún está encapotado y cada dos por tres, llueve. No apetece hacer turismo de playa así. Por lo que estamos en el barco, jugando, cocinando y relajándonos. Esta Noche partiremos rumbo a Fernando Noronha, que según leemos y todo el mundo nos comenta, es el paraíso. Solo dejan entrar a unas 450 personas al día como visitantes, dándole un aire de exclusividad a esa reserva natural mágico. Por las Fotos que hemos visto, la verdad es que tiene muy buena pinta, ahora descubriremos si es cierto o no. Comemos una variedad de pescado que aún tenemos para acabar las existencias, junto a un invento tipo tortilla con vegetales y queso que está riquísimo. Aparecen un par de delfines por nuestra popa y el intrépido de Federico, se tira sin pensárselo dos veces para ver si puede acercarse al máximo y nadar con ellos, pero la velocidad de los inteligentes animales, sumado a la fuerte corriente reinante por el efecto de vaciado de la marea, hacen que sea imposible volver al barco, está exhausto y eso que está a tan solo unos 50 metros. Al ver la situación. Vamos a auxiliarle con el dinghy, ha aprendido la lección. Creo que ya no se tirará al agua a la primera de cambio h estudiará antes la distancia, corrientes, etc. Después del rescate, una merecida siesta hace que nos levantemos casi a la noche, momento en que vamos al club a la ducha y a bajar los partes meteologicos de última hora. Levamos ancla y salimos de Natal por debajo del altísimo puente iluminado, dejando atrás una bella estampa con todas las luces de los edificios iluminados. Nada más salir, el mar hace de las suyas y las olas hacen que la mitad de la tripulación tenga síntomas de mareo y se van a dormir sin tan siquiera cenar. Los tres que quedan, hacen unos sándwiches que devoran con avidez y empiezan las guardias. Vamos a Vela casi al rumbo que toca, mientras nos cruzamos con unos cuantos pesqueros pero no están en nuestra derrota por lo que con el radar puesto y con una alarma de seguridad, surcamos millas, nos quedan unas 36 horas para llegar a nuestro destino. Sed buenos y propicios vientos tengáis.
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AuthorOscar Lopez, adventurer spanish sailing around the world. Economist, Aircraft pilot, sailor, rallys, biker, diver, 4x4, rider, skier, runner. I love to discover new places and interest people. Now writing 2 books. Archives
Noviembre 2017
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