Bitácora 27/05/16, viernes, día 88, a 700 millas de Bermudas y nos pilla la tormenta
El viento lo han apagado y no nos lo habían comunicado. Los parte que teníamos están completamente errados. Ni la dirección ni la intensidad coinciden y además, cuando me levanto a la guardia de las 07:30, unas nubes negras amenazadoras nos siguen por popa y tienen intención de alcanzarnos dejando a su paso lluvia y rayos. La caña de pescar sigue resistiéndose a hacer bien su trabajo y tenemos ya ganas de comer pescado fresco. Estando en la caña de guardia yo, y Mauri me acompaña porque tiene pinta de que nos va a llover, yendo a motor a unas 6 nudos y con un viento de aleta de unos 10, nos alcanza la tormenta con 50 nudos, que en dos minutos revienta el puño de escota y por la acción del excesivo viento, el Génova se va desgarrando de su guía y lo llevamos tipo bandera, solo cogido por el puño de driza y el de escota, haciendo peligrar la estabilidad del palo por los bandazos que pega. Soltamos toda la escota que podemos pero es peor, se nos puede ir al agua y engancharse con la hélice y se acabó el gobierno. La cazamos entera y transcurren unos 20 minutos con intensidad de unos 25 a 30 nudos que hace que el barco se zarandee hacia todos los lados, pero la driza no baja y hace peligrosa la maniobra de arriar la vela. La borrasca que va a izquierdas nos deja una ventana a la derecha que aprovechamos poco a poco para ir saliendo del ojo y cuando lo conseguimos ya con un viento de entre 12 a 17 nudos, vamos a la proa para quitar la driza y recoger el trapo. Pero la guía por la que tiene que bajar, está llena de los jirones de la vela y hacen imposible la maniobra. Borja entonces hace firme el puño de escota en el enrollador y aunque no perfecta, soltando escota y contraescota y dándole al enrollador con él winche electrico, después de otros 20 minutos peleando, podemos dejarlo enrollado en su sitio y con seguridad para la navegación. No hay palabras para describir una aventura como esta, hay que vivirla y sufrirla. Te sientes un granito de arena en el desierto, y el mar no te da ninguna tregua, tienes que estar al cien por cien para salir lo más airoso posible. Y después de la tormenta viene la calma y nos deja sin viento, por lo que llevamos con el motor encendido desde la pasada madrugada y aunque llevamos suficiente combustible habrá que vigilar su consumo y tratar de navegar con la mayor en el momento en que tengamos algo de viento aunque nos penalice la velocidad o la dirección. Ya relajados después del caos, porque hay que vivir una situación así, que gracias a Dios ha resultado dentro de lo que cabe perfecta, solo el daño material de la vela, la tripulación ha respondido con entereza, valentía y sabiendo en todo momento lo que hay que hacer. Estas cosas son las que te curten dentro del mundo de la navegación, y sin tener miedo, le seguimos teniendo mucho respeto a la madre naturaleza que en segundos te cambia el panorama y tenemos nuestro destino a más de cuatro días de navegación. Desayunamos a las 11:00, cansados y menos el que está de guardia el resto vamos a dormir un poco. Vamos levantándonos y a velocidad reducida hacemos unas fajitas y navegamos a unos tres nudos de velocidad y cuando se va a hacer de noche, recogemos la improductiva caña de Pescar y encendemos motor para ganar millas. La noche está estrellada y parece que hoy por lo menos las tormentas nos van a dejar un poco tranquilos, suficiente con el castigo de esta mañana. Cenamos patatas, huevo y salchichas y continuamos las guardias. Sed buenos y propicios vientos tengáis.
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AuthorOscar Lopez, adventurer spanish sailing around the world. Economist, Aircraft pilot, sailor, rallys, biker, diver, 4x4, rider, skier, runner. I love to discover new places and interest people. Now writing 2 books. Archives
Noviembre 2017
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