Bitácora 16/04/16, sábado, día 47, navegando a toda Vela cruzamos la línea del Ecuador.
Amanece otro día, sol y nubes, temperatura aumentando. Solo vamos en bañador sin camiseta, el azul del mar increíble. Hemos tenido de polizón a un exhausto pájaro que levantó el vuelo cuando nos ha visto trajinar por el barco. Y un pez volador muerto, que en su vuelo se ha encontrado con la cubierta de nuestro barco y se ha quedado allí hasta que debe haber muerto sin poder respirar. Desayunamos y colocamos el hidrogenerador. Un aparato que con una especie de hélice con cabo, lo tiramos al mar y su rotación hace que genere por medio de un transformador, carga para las baterías, por lo menos así tenemos que encender el motor con menos frecuencia. Vamos a unos 7 nudos y desde que salimos de Jericoacoara no hemos dejado de navegar a Vela, ayer con puntas por la noche y madrugada de hasta 11 nudos. El barco va que vuela. Estoy acabando el libro que empecé a escribir sobre la Reiliencia. Me quedan ya pocos capítulos y la cosa pinta bien. Cuando descanso de escribir, un poco de música y lectura. Estoy leyendo ahora a Paulo Coelho, en portugués. No sé si todo este tiempo en Brasil hace que lo entienda casi todo, pero la verdad, no me está costando nada el comprenderlo. No nos cruzamos con nadie, vamos unas 70 millas mar adentro y el tráfico es casi nulo. En el día de ayer nos cruzamos a dos pequeños pesqueros a Vela, increíble cómo son, van en una precaria embarcación y lo diestro que es el patrón para dirigirla al mismo tiempo que pescaban. Y un carguero que nos pasó a unas quince esloras por la proa en mitad de la noche. En ese momento te das cuenta que eres una gota en el océano, que si ese buque te pasa por encima, te destroza y ellos ni se enteran. En cambio, la noche iluminada por miles de estrellas hace que olvides todo lo que puede ocurrir y te relajes, conociendo cada vez más constelaciones y nombres de ellas. Estamos rodeados según el radar por varias tormentas con lluvia, pero por suerte van más rápidas que nosotros y tan solo nos dejan unas gotas y pasan de largo. Aquí el radar constituye una herramienta clave para prevenir y acondicionar el barco por si se complica el tema. Hacemos para comer pasta y corbina a la plancha y después la merecida siesta. Como vamos hacia el Norte cada vez oscurece más tarde, y hoy cruzamos la línea imaginaria del Ecuador. 0 grados. Las horas pasan rápido y después del ocaso y de dormir un poco más para afrontar las guardias, hacemos la cena. Esta noche tenemos cumpleaños a bordo y lo vamos a festejar. Mañana os cuento más. Sed buenos y propicios vientos tengáis.
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AuthorOscar Lopez, adventurer spanish sailing around the world. Economist, Aircraft pilot, sailor, rallys, biker, diver, 4x4, rider, skier, runner. I love to discover new places and interest people. Now writing 2 books. Archives
Noviembre 2017
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