Bitácora 16/03/2016, miércoles, día 16, Rio de Janeiro.
Nos levantamos en el Iate Club Río de Janeiro y después de desayunar, nos calzamos unas zapatillas de correr y recorremos las playas desde Botafogo, Copacabana e Ipanema, hasta llegar a un chiringuito de playa donde habíamos quedado con Daniel, un nuevo tripulante colombiano que vendrá en el velero unos centenares de millas. La previsión de lluvia se cumplió y empezó a llover torrencialmente. Dani nos cuenta que mientras nosotros estábamos navegando por la zona de Floripa, en Río hace unos días atrás, llovía de la misma manera y la ciudad se convirtió en un auténtico caos, inclusive hubieron muertos, ya que las trapas de las alcantarillas se levantan y las personas van caminando a ciegas con el agua por la altura de casi la rodilla, y caen por esos agujeros. Terrible noticia para una ciudad como esta que va a acoger los Juegos Olímpicos en tan solo unos meses. Volvemos en autobús al club, ya que intentar conseguir un taxi, aquí es una tarea imposible, tienen los cristales tintados por lo que no ves nada del Interior, la luz de Taxi no significa nada, tanto si esta encendida como apagada, puede significar cual que cosa, por lo tanto, tratas de parar a todos levantando la mano y ves como casi el cien por cien no para y al cabo de media hora desistes maldiciendo ese sistema absurdo. Pero el autobús nos deja a unos 500 metros del club con las calles completamente anegadas con 20 cm de agua y tratamos de refugiarnos en un centro comercial donde comemos y vemos las cientos de tiendas hasta que aburridos, vamos casi nadando al club, y cuando llegamos, incluso esta lujosa instalación está inundada. Con la ciudad colapsada, nos vamos al barco a ver algún capítulo de la serie Juego de Tronos a ver si se calma el asunto. Pero todo lo contrario, nos movemos en el pantalan de cortesía más que si estuviéramos navegando, el velero dando golpes a diestro y siniestro, hasta nos dobla un candelero al engancharse la defensa en una maroma del pantalan. Pedimos que nos cambien de ubicación y un poco a regañadientes nos ubican en una boya fuera del Club, pero nos encontramos mucho más cómodos y seguros. La noche se torna más tranquila y quedamos con Mauricio para cenar algo por Lapa. Y después de las viandas en un restaurante con música en vivo, nos acercamos a Sacrilegio, un local también con música en Vico, donde cinco hombres tocan samba y otros acordes. Estamos ya destrozados y nos volvemos al barco.sed buenos y propicios vientos tengáis.
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AuthorOscar Lopez, adventurer spanish sailing around the world. Economist, Aircraft pilot, sailor, rallys, biker, diver, 4x4, rider, skier, runner. I love to discover new places and interest people. Now writing 2 books. Archives
Noviembre 2017
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