Bitácora 5/05/16, jueves, día 66, en Puerto Rico.
Las más de 70 millas que nos separan desde St Thomas a Puerto Rico, a una velocidad de unos 5 nudos con casi sin ola y sol, cuando la previsión era lluvia, vaya desastre de meteorólogos hay en todo el mundo, hacen que habiendo salido de madrugada lleguemos antes del ocaso a nuestro destino, San Juan en Puerto Rico. Hemos izado su bandera cuando hemos entrado en sus aguas y no nos hemos cruzado con ningún barco. Lo que se ve desde el mar es naturaleza y playas de arena blanca, tienen muy buena pinta. Atravesamos al entrada de la bahía, con dos fortalezas que la franquean, un puerto seguro en su día al poder ser protegido con armas de cañones desde ambos lados. El frente del mar está llenos de casas de diferentes colores y la muralla que rodea el casco antiguo. Nos dirigimos a San Juan Marina Bay, donde fondeamos enfrente, y bajamos para realizar las gestiones de aduanas y migraciones pero la oficina estaba cerrada y lo dejamos para el día siguiente. Nos cambiamos y nos dirigimos a una d nlas zonas que nos recomiendan que se llama La Placita, de día es un mercado de frutas y verduras pero por la tarde noche, cambia radicalmente y se convierte en un bullicioso lugar, lleno de gente, locales con música y todo el mundo bebiendo y bailando en la calle. Gente de todo tipo, jóvenes y mayores, agolpados al son de la música. Hay decenas de restaurantes que te ofrecen todo tipo de viandas. Nos metemos en uno, que nos tratan la mar de bien y cenamos tostones y mojones rellenos de carne, acompañado con unas cervezas. Luego nos vamos a un local que tiene fama de que la gente canta al ritmo de karaoke las canciones más conocidas de por aquí, y todo el mundo les imita cantando. Para desplazarnos de la marina hasta cualquier sitio necesitamos de un bus que nos saque de una especie de isla, donde para cruzar las calles nos la jugamos ya que o no hay aceras o los semáforos nunca se ponen en verde para los peatones. Subimos a un bus y tenemos que pagar 0,75 dólares pero solo en monedas y no cambian y no tenemos monedas, por lo que el conductor nos invita amablemente a que nos bajemos y nos toca buscar cambio, una ardua tarea que al final conseguimos y así pudimos movernos por la ciudad. Regresamos después de la primera noche en San Juan en un taxi a la marina y nos vamos a dormir. Sed buenos y propicios vientos tengáis.
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AuthorOscar Lopez, adventurer spanish sailing around the world. Economist, Aircraft pilot, sailor, rallys, biker, diver, 4x4, rider, skier, runner. I love to discover new places and interest people. Now writing 2 books. Archives
Noviembre 2017
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