Bitácora 22/03/2016, martes, día 22, salimos de Vitoria navegando hacia Salvador de Bahía.
Amanece como los últimos días, con un sol radiante con algunas nubes que potencian los rayos dejando una increíble visión. Los Navegantes van haciendo aparición por cubierta a medida que han ido descansando de sus respectivas guardias. Al rato de cambiar el señuelo en la caña, un fuerte tirón navegando a motor, hace que se lleve varios centenares de metros de sedal. Como siempre en estos casos, uno se va directamente a la caña, mientras otro baja las revoluciones del motor pero sin llegar a pararlo. Por lo que tira el pez, creemos que va a ser un buen ejemplar. A medida que se aproxima, nos vamos preparando. Uno lleva la caña exhausto, otro con el salabre, parece que medirá más de un metro, y el tercero con el garfio para poderlo subir a bordo. Cuando lo tenemos a la vista en nuestra popa, se revuelve como puede para zafarse del anzuelo, pero con pericia y algo de suerte, lo podemos izar y con un golpe certero con el bate que tenemos para dicho menester, hemos pescado un atún de unos 11 kilos y más de un metro veinte de largo. Tenemos pescado para varios días. Después de limpiarlo y filetearlo, lo metemos en el congelador y al cabo de unas horas, después de un baño en un mar en calma, con un azul y agua transparente, nos deleitamos con atún a la plancha con patatas fritas y atún marinado con limón, aceite de oliva, pimienta y sal. Espectacular comida. Hace acto de aparición el viento y ponemos velas, que nos empujan a unos cómodos seis nudos. Nos merecemos una siesta y por turnos vamos descansado. El sol se está poniendo y la luna llena está en todo lo alto. Bonita estampa de ambos junto a nuestra derrota, salpicada con unos delfines a lo lejos que no se animan a venir a jugar en nuestra proa. Se hace la noche y al mirar detenidamente la carta, tenemos unos recifes delante durante varias millas, que harán divertida las guardias muy atentos al plotter, la sonda y faros que señalizan algunos pero no todos. Vienen dos pajaritos cansados y juegan con nosotros hasta que se posan en el toldo y después de varias horas se marchan con energías renovadas. Cenamos pasta q la carbonara y después de algunas risas, volvemos a los turnos de vigilia, hoy más que nunca hay que estar atento, alternando motor y vela para sortear los obstáculos que nos vamos encontrando en el camino. Sed buenos y propicios vientos.
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AuthorOscar Lopez, adventurer spanish sailing around the world. Economist, Aircraft pilot, sailor, rallys, biker, diver, 4x4, rider, skier, runner. I love to discover new places and interest people. Now writing 2 books. Archives
Noviembre 2017
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