Bitácora 21/03/2016, lunes, día 21, en Vitoria.
Como llegamos de madrugada y el calado del puerto nos aconsejaba junto a la marea baja no entrar, decidimos fondear enfrente y esperar a que se hiciera de día y hablar con ellos y verlo con luz. Magnifica idea, porque despertarte y ver que estás fondeado en una bahía y rodeado de vegetación y casas espectaculares, no tiene precio. Sobre todo por que lo primero que haces es zambullirte en el agua, para despejarte y luego un buen desayuno a bordo. Una vez recargando fuerzas y como era de suponer, nos ponemos en contacto con el Iate Clube Santo Espíritu y nos comentan que efectivamente no hay calado en esos momentos y que tenemos que esperar unas seis horas a la marea, por lo que decidimos bajar a tierra con la embarcación auxiliar a recargar combustible y de paso visitar la hermosa ciudad que nos sorprende gratamente. Vamos a comer a un chiringuito en la playa mas conocida de la zona, concretamente Moqueka de Peix que por cierto estaba de fábula y una merecida siesta a la sombra que al despertar ya casi era la hora de ir a comprar avituallamientos y salir de la bahía, antes de que se nos haga completamente de noche y sea bastante más complicado como cuando llegamos, ya que la contaminación lumínica de las ciudades, complica y mucho la navegación nocturna, ya que tan solo nos guiamos por una luz roja y otra verde y al estar todo encendido, muchas veces no sabes distinguir cuál es cuál y te confunde. Navegamos a motor con una luna casi llena que alumbra perfectamente nuestra derrota, esquivando barcos fondeados y pesqueros, vamos recorríendo millas hacia nuestro destino. En un momento determinado, escuchamos un ruido extraño, y después de desmontar medio barco, detectamos que es el piloto automático. La reparación que hicieron en Santos, no apretaron todos los tornillos y existe el peligro de que se suelte y produzca una rotura. Pues ya me ves en medio del mar, a unas 10 millas de la Costa y con una ola un poco molesta, metido en la popa, en una posición casi imposible y apretando tornillos, que están muy complicados al moverse todo cada dos segundos. Después de más de una hora, solucionamos el tema y seguimos rumbo. Preparamos unas fajitas de pollo y empezamos las guardias. La noche se antoja tranquila. Sed buenos y propicios vientos tengáis.
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AuthorOscar Lopez, adventurer spanish sailing around the world. Economist, Aircraft pilot, sailor, rallys, biker, diver, 4x4, rider, skier, runner. I love to discover new places and interest people. Now writing 2 books. Archives
Noviembre 2017
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