Bitácora 2/06/16, jueves, día 94, en Bermudas

Bitácora 2/06/16, jueves, día 94, en Bermudas.
Cuando salgo a mi guardia a la 01:30, pongo el motor para ajustar la llegada de día, sin más cosas que resaltar, h aunque mi próxima guardia será en cuatro horas, le comento s Borja cuando me sustituye que me despertaré antes para ayudar a Mauricio con la entrada a la isla.
Ya vemos el faro que nos indica que estamos a menos de 26 millas de nuestro destino. Me voy a descansar un rato pero me levanto una hora antes porque el iPhone me cambia la hora automáticamente y ha detectado que en Hamilton es una hora más, maldita sea. Me vuelvo a dormir. Y me despierta Borja antes de tiempo, y eso siempre es porque pasa algo, me levanto sobresaltado y me dice que tranquilo no pasa nada, solo que nos siguen dos patrulleras de la Policia a escasas esloras, armados hasta los dientes. Le digo que no pasa nada?, pues menos mal.
Hacen gestos para que hablemos por radio. Nos comunicamos por el canal 16 en ingles y me indican que nos van a abordar. Sin ningún problema. Bajó a cambiarme y las dos embarcaciones alertas e indicando a Mauri y Borja que subiera a cubierta. Pensaban que pudiera ir a por armas o algo así. Una vez salvada la situación les indicó que tenemos que virar para recoger la mayor que llevamos izada y cuando terminamos viene una de las embarcaciones pero el oleaje y el viento hacen muy complicado el abordaje de una forma segura, por lo que me dicen que se va a poner uno delante y otro detrás escoltándonos y que le siguiéramos muy de
Cerca, ya que habían muchos bajos por la zona y era peligroso por nuestro calado.
Así hacemos y nos meten entre boyas de marcación, hasta que ven que hay menos oleaje y abarloándose a nosotros, suben tres policías con chalecos antibalas, pistolas, metralletas, es decir, armados hasta los dientes, mientras en su nave, hay otros tres tipos armados y el experimentado patrón. Nos saludan amables y uno de ellos nos dice que va a entrar uno de sus compañeros a revisar el interior del barco y si llevamos armas, drogas, animales o más personas de las tres que somos. Le decimos que no, mientras otro va apuntando nuestros nombres, fecha y lugar de nacimiento y
Nacionalidad.
Están haciendo su trabajo, pero aunque no tenemos nada que ocultar, la verdad es que acojona un poco.
A los minutos no nos ven un peligro y abandonan el barco, y entonces viene el otro y nos ordena que lo sigamos por donde hemos venido porque tenemos que ir a hacer los papeles de inmigración, etc, pero se encuentra en el otro lado de la isla, diferente a la que nosotros teníamos pensado llegar. Nos quedan entonces más de 16 millas hasta ese punto, unas 2 horas y media. Enfilamos rumbo mientras desayunamos. Va a ser un día largo hoy. Al rato nos llama por la radio uno de ellos que en este caso habla español, perfecto, porque su inglés es bastante cerrado y con una velocidad de vértigo, y nos fórmula toda una serie de preguntas como de dónde venimos a dónde vamos, número de personas a bordo, las característica de la embarcación, los medios de comunicación que llevamos, el número de teléfono satélite, etc. Muy amables todos. Vamos recorriendo toda la isla salpicada de edificaciones residenciales junto a hoteles, campos de golf y playas de arena blanca y agua transparente. Desde lejos se aprecia lujo y calidad de vida.
Llegamos a Sant George, la bahía donde hay que hacer la entrada del barco y los pasaportes. En menos de 10 minutos despachamos y vamos a conectarnos a wifi, llevamos 9 días sin hacerlo y hay que informar a la familia y amigos que estamos bien. Pedimos tres cervezas y al pagar nos sorprenden con 28 dólares la cuenta. Esto sí que es caro.
Vamos a dar una vuelta y tenemos que sacar el barco y fondear. Así lo hacemos y luego volvemos a la plaza del pueblo. Llueve y no hay prácticamente nadie. Hacemos la cena en el
Barco y descansamos. Nos lo merecemos. Mañana más. Sed buenos y propicios vientos tengáis.