Bitácora 20/05/16, viernes, día 81, en tierra de Cuba y con carnavales

Bitácora 20/05/16, viernes, día 81, en tierra de Cuba y con carnavales
Todo lo que voy a narrar es completente verídico tal y como he venido haciendo desde que he empezado este blog, sin obviar las partes más interesantes y sin adjetivos calificativos innecesarios. Pero la ocasión merece la pena.
Nos despertamos sobre las ocho y mientras hacemos el desayuno en medio de la bahía llena de manglares, llamamos por radio a la comandancia y nos confirman que en unos 20 minutos nos abordará el médico. En efecto, así es, viene acompañado por una lancha rápida, nos aborda y tras los saludos iniciales rellenamos varias hojas con todos nuestros datos y una relación de lo que llevamos a bordo en cuando a comida y demás. Nos toma la temperatura, nos mira los ojos y nos levanta la camiseta para ver posibles rastros de algo. El límite para estar todo correcto con como máximo 37,5 grados, dado que el mosquito zikadsts llegando a la isla por extranjeros y esa es la fiebre y cuadro que presenta. Tres de los cuatro dan 37,4 y 37,3, yo, 36,2, y con recelo nos da el poem de libre plática y nos ordena que bajemos la bandera Q amarilla que para eso la llevamos izada y que represente que estamos sanos a bordo aunque insiste en ver a los que tienen la temperatura alta al día siguiente por si acaso.
Levantemos fondeo y nos ayudan a atracar en la marina y a los 15 minutos empiezan a desfilar, un militar, un agente de aduanas, con dos perros adiestrados y sus guías, uno para detectar drogas y el otro explosivos, armas y drogas sintéticas. Todo un espectáculo ver pasar después de rellénar varios papeles con decenas de preguntas. A ambos perros, olfateando todo el barco y como luego el Guia, manualmente va revisando camarote por camarote, abriendo todo, con bastante minuciosa atención.
Después vinieron la veterinaria y el fitosanitario párala preceptiva supervisión de todos los alimentos que llevábamos a bordo, plantas, deshechos, etc.
Tras una hora de gestiones a bordo y el pago correspondiente tenemos la vida de entrada a Cuba y nos podemos mover por el país libremente, ahora solo queda formalizar la entrada al puerto y Yanet, la comercial nos atiende muy simpática y nos ínfoma de todo.
Vamos en taxi a dónde están todos los hoteles porque es el único sitio que hay wifi y además tenemos que comprar una tarjeta con saldo para internet que solo venden en esos sitios, para poder comunicarnos con la familia y amigos.
Vamos a Playa Pesquero, donde alquilamos una moto para movernos, comemos la comida local en los kioscos que ellos llaman y donde comen los trabajadores, que es barato, y buena comida. Un plato que consta de arroz con frijoles, ensalada, y pollo, cerdo o pescado frito, tan solo un dólar.
Nos bañamos en la playa de Guardalavaca, considerada la segunda mejor playa de Cuba y regresamos al velero que por la noche hay carnaval en un pueblecito al lado de la marina. De Camino visitamos Playa Esmeralda, y tras la ducha, vamos a Santa Lucis o Freyre, donde es como si retrocediéramos unos 80 años. La entrada nos recibe con la típica carroza llena de bailarinas, en medio de una gran explanada donde cientos de puestos venden de todo, comida, juguetes, bebidas, al lado de una pequeña zona donde habían más de 50 atracciones, antiquísimas, joyas que habrán hecho las delicias en la época de nuestros abuelos, moviéndose a ritmos infernales que parece un ataúd vivo a punto de estrellarse, pero están llenas y creo que las consideran muy seguros.
Comemos muy pero que muy barato y todo realmente exquisito. Probamos la cerveza que viene en termos gigantes y que por unos 20 céntimos de euro te sirven medio litro y bailamos al son de la música en el escenario que han montado y donde se aglutinan miles de personas de todos los pueblos de alrededor.
Sobre las cuatro, llegamos al barco destrozados de andar y del intenso día de hoy. Mañana más y mejor.
Sed Buenos y propicios vientos tengáis.